miércoles, 27 de julio de 2016

Los signos en rotación

 El texto siguiente fue tomado sin fin de plagio y con todo respeto de la revista virtual Temakel. Antes de comenzar a leerlo,recomiendo,no enfocarte en la revisión de cuándo vas a leer ó cuánto vale la pena leerlo. Te digo esto,porque,en ocasiones la extensión de un texto que simplemente ha llegado a ti,(esto sería,el azar y no por convicción)detona un pensamiento que simultáneamente produce una sensación,esa sería:la pereza;flojera de leer. Te adelanto que entenderás la referencia que señalo con lo que leerás. Este Ensayo,personalmente,me hace mantener mi pensamiento Aristotélico,me identifico. Les dejo una probada de la primera parte de su Ensayo 
LOS SIGNOS EN ROTACIÓN (*)

Por Octavio Paz

1. Poesía, infierno y revolución

La historia de la poesía moderna es la de una desmesura. Todos sus grandes protagonistas, después de trazar un signo breve y enigmático, se han estrellado contra la roca. El astro negro de Lautréamont rige el destino de nuestros más altos poetas. Pero este siglo y medio ha sido tan rico en infortunios como en obras: el fracaso de la aventura poética es la cara opaca de la esfera; la otra esta hecha de la luz de los poemas modernos. Así, la interrogación sobre las posibilidades de encarnación de la poesía no es una pregunta sobre el poema sino sobre la historia: ¿es quimera pensar en una sociedad que reconcilie al poema y al acto, que sea palabra viva y palabra vivida, creación de la comunidad y comunidad creadora? ...Esta pregunta es la pregunta. Desde el alba de la edad moderna, el poeta se la hace sin cesar- y por eso escribe; y la Historia tambien, tambien sin cesar, la rechaza- contesta con otra cosa. Yo no intentaré responderla. No podría. Tampoco puedo quedarme callado. Aventuro algo que es una opinión y menos que una certidumbre: una creencia. Es una creencia alimentada por lo incierto y que en nada se funda sino en su negación. Busco en la realidad ese punto de intersección, centro fijo y vibrante donde se anulan y renacen sin tregua las contradicciones... Corazón-manantial. 

 La pregunta contiene dos términos antagónicos y complementarios... no hay poesía sin sociedad pero la manera de ser social de la poesía es contradictoria: afirma y niega simultáneamente al habla, que es palabra social; no hay sociedad sin poesía, pero la sociedad no puede realizarse nunca como poesía, nunca es poética. A veces los dos términos aspiran a desvincularse. No pueden. Una sociedad sin poesía carecería de lenguaje: todos dirían la misma cosa o ninguno hablaría, sociedad trashumana en la que todos serían uno  o cada uno sería un todo autosuficiente. Una poesía sin sociedad sería un poema sin autor, sin lector y, en rigor, sin palabras. Condenados a una perpetua conjunción que se resuelve en instantánea discordia, los dos términos buscan una conversión mutua; poetizar la vida social, socializar la palabra poética. Trasnformación de la sociedad creadora, en poema vivo; y del poema en vida social, en imagen encarnada.







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