sábado, 19 de enero de 2013

El chisme


El chisme nos regocija porque
participamos de vidas ajenas desde lo oscurito,
armados de juicios en donde el espectador, se deleita en la contemplación profunda de todos aquellos detalles por los que el otro ha caído en desgracia.
El chismoso no tiene otra cosa que hacer después de agotar las fuerzas en trabajos vanos, cuando no está hablando de los demás, está mirando telenovelas o revistas o programas de televisión que tiran chisme tras chisme de los dioses que previamente les inventaron. La indiscreción como ejercicio cotidiano, estilo de aerobic mental, deviene parte del carácter de todo un pueblo.
Pero esto no es gratuito, los medios masivos de información nos inducen a pensarnos tan corruptos como la gente que nos gobierna porque ellos mismos son dueños de todo el espectro electrónico. Exaltan valores mercenarios como la fama, el dinero, el sexo como mercancía y el poder, tan refinadamente que un ojo no entrenado en la manipulación de las conciencias no capta el truco en los hechos. El grupo de magnates que controlan el Estado erigen desde ahí conductas permitidas, modos libertarios que solo se refieren a la moda, estallidos hedonistas de un gozo mayor en pos de la originalidad and la exclusividad. Organizan así una competencia abierta entre las masas avalada por los dioses del momento, un cantante de ranchero, un transexual venido a monja, el santo papa o las papas fritas.
Todo en esos medios es aparentemente gratuito, decididamente grotesco y se vende como el simulacro que mantiene obediente a una masa excluida del bienestar social.
Apaga la tele y prende tus ojos en los filósofos que dieron origen al pensamiento occidental. Desde los griegos y de ahí para adelante. Son textos que siempre encontraras en bibliotecas públicas.
autora:Mónica Sánchez

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