domingo, 2 de diciembre de 2012

Dormir

DORMIR

La oscuridad es un telón sin fondo: cada quien inventa cualquier cosa y esta surge, primero horrorizada por su propia facha y después agradecida de tanta delicadeza y tanta luz. La oscuridad es un signo viboreando entre tus culpas y tu malestar, paradoja interminable o no me jodan miserables la oscuridad tiene un talón profundo como Aquiles y viste de ningún color.
Y es que los colores rebotaron uno a uno sobre el lienzo negro, todo remoto, borroso, oscuro como la negritud de una pared a ciegas, como el grito enhiesto en un asilo de sordos, como la melancolía colgada en las esquinas de cada carnaval. Por eso hay que dormir a pierna suelta y a voz en cuello, pernoctar hasta altas horas de la mañana para reponer el desasosiego invasor de horas nocturnas limitando el libre albedrio de ensoñaciones, visiones y sueños. La premonición en ciernes. Entonces dormir como esqueletos milenarios, como nardos secos sobre un papel, o como las botellas en la cava, dejar dormir. Dormir.

Mónica Sánchez Orozco
Agosto 2012. Avante.
Ilustración:
Yamily América Ramos Falcon

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