sábado, 21 de enero de 2012

Bastarda cuentista

Bastarda segunda

Cuéntame una de vaqueros… ¡No, mejor una de bastardas!

Se ubica en la mirada descompuesta, se torna desesperante esa la se torna inquisidora

Usa la nariz como guía, despeja la advertencia, no despierta.

Extrae el cuerpo más recio, acerca su boca, le roba el aliento, le prende fuego,

se enciende… da a luz.

Siempre aparecen arrastradas por la nada, me cubro los ojos con cualquier pestaña, retumba el peso de azotadas palabras. Desmembrando cabellos se escucha:

¡Te dije qué aquí no se fuma! ¡Aquí no se fuma!

Recoge sus pedazos arrojados en las cenizas.

Ceñida al pavimento sucumbe

Ante el alumbramiento de una bastarda caucásica.

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