Al borde de la mímica yacían las líneas en ruinas,
el papel tiritas y la tinta amarilla.
Doblegado hasta el cuello
el tiempo se pregunta dónde estaría si fuese Cenicero
ó tierra entre las uñas,
ó la noche que se estrella sin consecuencias.
Le acompaña la soledad de su presencia,
solo espera una señal para encontrarse y dejar de ser el intruso del espejo.