Abofetea una risa hilarante que rasga y define la condición más espantosa que deja una sumisión obligada.
La respiración le arrebata su ritmo habitual, la mente sede, las cadenas sueltan el cuerpo y admite la situación previa hasta este momento.
Desafía a la guillotina.
Entre ruinas se escucha : ¡”Pretenciosa”! ¡"Siempre tan insolente, Tu no piensas, Tu no sientes...tu y siempre tu, y tu no existes"!Con voz astillada.
El crujir del esqueleto malparido.
La piel tatúa a la cobardía, azora el eco ajeno, flaquean los platos finos y las constipadas ollas viejas.
Algo mas se aproxima...
Entre verdugos y padrastros fallece la mirada oxidada, le comparten el infierno,suelta entonces, al toro que le gobierna.
La entonación corrosiva mastica la conciencia, Desarma la prudencia.